diminuta sin saberlo
ha procreado trillizos,
y ninguno tiene rizos:
un tristón vivió en su ombligo
y pudo llamarse rodrigo;
un tristón en su cabeza
que a veces le da pereza
del futuro;
y un tristón que suavemente
-once kilos, medio diente-
se cuelga de su pezón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Muy buen blog, tengo el placer de invitarte a pasar un buen rato en el mío. Diviértete, lee divertidas historias, buenas fotos y todo lo necesario para pasar un buen ratoo!
http://www.pensamientosdeunesperma.blogspot.com
Allí nos volvemos a ver amigos! No te olvides de comentar para darnos tu opinión!
Publicar un comentario