desde que no la véis
diminuta duerme con un muñeco
sin manos
destinado a robarle su olor
para dárselo a los pobres.
concretamente al pobre
individuo diminuto
que por una suerte de justicia poética
es pequeño en el tiempo pero gigante en el espacio
y tiene una hernia en el ombligo.
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2 comentarios:
No te vemos, pero te intuímos. Al menos yo.. desde primigenia
Excelente. Tus poemas son hermosos, me gustaron mucho. Me quedo leyendo.
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